Después de las siempre fugaces vacaciones, que han pasado cual vuelta rápida, toca retomar el asalto al asfalto. Y que mejor retorno al Mundial que uno de los clásicos, el circuito de SPA-Francorchamps. Un trazado que Alonso guardará seguro con nostalgia en su retina, ya que fue allí donde su nombre empezó a sonar con fuerza en el mundo del automovilismo internacional por primera vez en su carrera. Tuvo lugar el año 2000, compitiendo en la ya desaparecida Fórmula 3000, cuando consiguió vencer por primera, y única vez, en el trazado belga. Y es que desde que Fernando corre en la F-1 ha logrado varios podios, pero nunca ha ganado.
Sin duda, este fin de semana sería un buen momento para que sonara el himno «SPAñol» en Bélgica, algo que supondría que Fernando agotara las escasísimas opciones que aún le quedan este año para intentar luchar por el campeonato. Por todos es sabido que Ferrari ya dedica sus esfuerzos en el diseño del monoplaza de 2012, pero un triunfo en territorio belga podría suponer una inyección de moral y, sobre todo, de puntos para italianos y asturiano.
El mayor problema serán, como siembre últimamente, los Red Bull. Porque o se han pasado con los mojitos durante el parón estival y han perdido el rumbo o seguirán seguro su línea intratable de victorias. Y es que los bólidos de la bebida energética no son sólo los más rápidos, los más eficaces en boxes y los más punteros en aerodinámica, sino que además son los más fiables, ya que es la única escudería que ha conseguido ver a sus dos monoplazas cruzar siempre la línea de meta esta temporada. Únicamente los Red Bull han completado las 1.362 vueltas de los once grandes premios disputados hasta la fecha, mientras que sus principales adversarios, Ferrari y McLaren, han estado en pista 89 y 101 vueltas menos respectivamente que el equipo austríaco.
De cara al GP de este fin de semana, hay que destacar que la FIA, a petición de la Asociación de Pilotos, ha prohibido la utilización del DRS en la mítica curva de Eau Rouge, debido a la «gran peligrosidad» que entraña disponer de un empujón extra en este tramo adrenalítico del circuito belga que encadena un izquierda-derecha-izquierda a casi 300 Km/h. Hay que reconocer que es un temeridad…¡pero hubiera sido todo un espectáculo!